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¡Somos enrgía!

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Para muchas personas el oír o decir que somos energía es algo viejo, pero la realidad es que muchas veces oímos algo y no comprendemos del todo, porque no logramos visualizarlo y no le ponemos importancia. El principio fundamental de la medicina cuántica es que todo es energía, y si todo es energía entonces todo vibra. Si reflexionamos en este principio básico, lo que quiere decir es que todo lo que existe es creado de un mismo elemento atómico y este es el átomo. Sea la revista que está en tus manos (que es papel) una pantalla de computadora, un celular, tu mano, tus ojos o la pintura en la pared lo que observes a tu lado, todo es creado por átomos. Por tal razón, tiene energía y vibra. Esto es esencialmente importante entenderlo, porque es un principio que crea una conciencia de unificación: entender que todo está compuesto de nuestro propio y gran ingrediente que forma un todo, el átomo.


Estableciendo esto como punto de partida, entonces no es difícil comprender que la energía está en todas partes, incluyendo dentro de nuestro propio ser. Ahora bien, ¿serán también energía los pensamientos? La contestación a esta pregunta es, sí. Así que si los pensamientos son energía, ¿esto quiere decir que los pensamientos tienen átomos? Y si tienen átomos, ¿entonces un pensamiento se convierte en materia cuando sale de nuestra mente?


Esto es exactamente lo que sucede, y mucho más, porque el pensamiento puede viajar a la velocidad de la luz. Solo que nosotros no tenemos conciencia y no entendemos cómo manejar las energías que vamos creando, o mejor dicho, cocreando pues a la misma vez somos una creación de Dios. Esto nos permite co-crear en nuestra escala, pues es lo que se materializa cuando logramos algo que queríamos hacer y se manifiesta como creación. Por ejemplo: soñar con una casa (lo que es un pensamiento) y al tiempo lograr tener la casa.Ese sueño se hizo realidad porque creamos en realidad un pensamiento que ya se había formado en materia.


Ahora bien, soñar con tener una casa es un pensamiento positivo, pero ¿qué pasa cuando el pensamiento es negativo? Por ejemplo: odio a tal persona... Es importante saber, y ha llegado la hora de que se entere, que también se crea un pensamiento que tiene materia y viaja a la velocidad de la luz. Eso se llama un pensamiento negativo y puede ser atrapado igual que una emoción en el cuerpo de la persona a quien se odia. El problema con este pensamiento negativo es que hace daño y crea dolor, atrasa a la persona a quien se le está enviando.


Por tal razón, si es una persona que piensa negativo todo el tiempo quiere decir que está vibrando en una frecuencia negativa y, por ende, está creando una realidad de vida sobre una plataforma negativa. Todo lo que quiera hacer estará impregnado de esa fuerza que solo usted está creando. Por eso, muchas cosas no salen bien y todo se sigue enredando en esa mala vibra. Está co-creando negatividad, y la negatividad es energía oscura y, por tal motivo, no puede estar en luz. Si no está en luz, está en tinieblas. Y no tan solo está en tinieblas, sino que estría sembrando oscuridad donde llegue y contaminando a otros que con amor le abren sus brazos, enredándolos en esa misma vibración. Todo esto pasa cuando se está negativo… Esto explica muchas cosas, pues cuando uno se torna positivo, cosa que se puede siempre elegir, nos abrimos a un mundo lleno de posibilidades, porque el positivismo es como la base de la fe. No se puede tener fe si estamos negativos, y no se manifestará “lo que no se puede ver” en este estado de baja densidad. En la biblia (Hebreos 11:capítulo 1) dice: “Es, pues, la fe, la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de lo que no se ve”.


Actualmente y después de haber pasado miles de años A.C. (antes de Cristo) y después de pasar 2015 años, la raza humana está sumergida tratando de entender: “¿Por qué soy como soy? ¿Por qué soy negativo? ¿Por qué me pasan las cosas que me pasan?” Esas son las respuestas que todos debemos buscar, porque también las peticiones que salen de nuestro corazón son pensamientos y se convierten en energía, que son captadas por la esencia divina. Así que, es de esperar que, según como la casa que soñamos se hace realidad, también nuestras peticiones son contestadas, especialmente cuando las hacemos sin ninguna duda, pues la duda es una energía negativa que nos hunde.


En la biblia (Mateo 14:31), Jesús le dijo a Pedro: “Oh, hombre de poca Fe, ¿Por qué dudaste?”, cuando se hundía en las aguas. Así que si entendemos que somos energía y que estamos vibrando, es importante poder entender en qué frecuencia es que estamos vibrando, en una positiva o negativa. Si identificamos que estamos mucho tiempo con ira, inseguridad, ansiedad, sintiéndonos fracasados, con amargura, resentimiento, culpas del pasado o conflictos, estamos en una vibración mayormente negativa. Eso quiere decir que las energías de las emociones nos están llevando por ese camino. Si es así, entonces estamos vibrando en esas emociones que nos hacen resonar en esas frecuencias. Las emociones negativas contribuyen a cómo nos sentimos y contribuyen a la manera de actuar a la hora de tomar una decisión.


Hay momentos en los que nos sentimos confundidos y como que se nos nubla el camino. Es como si no estuviéramos, ni negros ni blancos; o sea, ni en oscuridad ni en luz. Es una especie de gris. En ocasiones, las emociones empañan la vista de la misma forma que la niebla cuando pasamos por Cayey en la noche. Interrumpen la visibilidad al conducir el auto. Es por eso que, de igual forma, es prudente bajar la velocidad cuando no tenemos buena visibilidad, para evitar un accidente. Aunque debemos aceptar que bajando nuestra velocidad innata perdemos tiempo, el cual en algunos casos es vital para alcanzar el momento oportuno. Perdemos muchos trenes que no vuelven sin darnos cuenta que las emociones nos están interrumpiendo la vida y momentos que debieron haber sido hermosos.


Por tal razón, la ruta para poder cambiar esa frecuencia debe ser buscar y entender cómo esas emociones pueden ser removidas de nuestro ser, para que entonces liberarnos de esas energías negativas, que hacen que estemos grises (ni en oscuridad, ni en luz). Cuando enfermamos, la enfermedad no es otra cosa que una energía negativa que está posada en una parte de nuestro cuerpo físico. Ya sabemos que todo es energía, y si todo es energía, incluyendo los pensamientos, no es descabellado postular que también las enfermedades son energía. La buena noticia es que esto no es una mera teoría, sino que se ha logrado comprobar en diversos estudios que es así. Cuando el cuerpo se enferma es que ha perdido su capacidad para mantenerse en armonía con las funciones que le son otorgadas a ejercer. En otras palabras, ha perdido la coherencia y se expresa en cualquier tejido u órgano del cuerpo.


¿Por qué digo que esto es una buena noticia? Bueno, porque a las enfermedades ser energía, y tratarlas como energía, cambia totalmente la manera en que vemos la enfermedad. Ahora, podemos comenzar a manejar estas energías, ya que se nos ha otorgado ese entendimiento para auto-sanarnos. Nunca debemos pensar que no hay esperanza. Nunca te rindas ni creas que no se puede. Se puede, siempre y cuando estemos positivos y estemos esperanzados manteniendo la fe. Si vivió la experiencia de ver con sus propios ojos a alguien positivo que perdió la batalla, tal vez podría ser útil entender que todo árbol al morir deja su semilla para que nunca falte su fruto a los próximos que habrán de pasar. Mi sueño es que llegará el momento en que venceremos a la misma muerte.

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