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Las creencias sembradas en tu ser podrían ser la base de tus problemas

Comencemos definiendo, ¿qué significa la palabra creencia? Según el diccionario de la Real Academia Española, creencia es un firme asentimiento y conformidad con algo, un completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o cierto. Por tal razón, la creencia es la idea de algo que se considera verdadero. Pero… ¿de dónde viene la palabra creencia?  Proviene del latín y la suma del verbo credere, que se traduce como “creer”, y del sufijo –entia, que es equivalente a “cualidad de un agente”.

Pero la realidad es que la creencia tiene una profunda y mayor importancia en nuestro día a día, que involucra todos los aspectos de nuestra vida. Cada persona, incluyéndolo usted que está leyendo este artículo, es hoy lo que ha estado pensando desde que nació, pero esos pensamientos son a base de las creencias que desarrollamos.

Tenemos creencias ‘de todo como en botica’, vamos a ver si podemos cubrir gran parte de ellas para despertarnos e inducirnos al desarrollo de una conciencia más amplia, entendiéndonos a nosotros mismos.

Por ejemplo, las creencias sobre el entorno hacen referencia al ¿dónde?, ¿cuándo? y ¿con quién? Como cuando decimos: “creo que trabajar al aire libre es lo mejor, no puedo estar en una oficina encerrado. Creo que cuando estudio por la noche asimilo mejor el material que hacerlo de día. Definitivamente, creo que visitar a Juan me ayuda siempre, me hace reír”.
El tipo de creencias sobre las conductas define lo que es adecuado o no hacer. Por ejemplo, hablar con un extraño es peligroso, así como también las creencias sobre las capacidades que pensamos que tenemos. Estas creencias limitan o empoderan nuestras habilidades en un momento determinado al decir “puedo ser un gran cantante”, o “a la verdad que no sirvo como cantante”.

Todas estas creencias van manifestando y esculpiendo nuestra vida, nuestras decisiones. En la mayoría de las ocasiones, son estas creencias las que toman decisiones por nosotros sustituyendo nuestro pensamiento crítico.


El problema está en que toda creencia tiene atada una emoción que le da fuerza o debilidad. En el caso de las creencias creadas por experiencias negativas, siempre estarán acompañadas de la emoción que sentimos en el momento en que vivimos esa cierta experiencia. Tal vez fue ira, tristeza, depresión o cualquier otra, que en la mayoría de los casos está limitándonos, pues es la emoción negativa la energía que le da fuerza a la creencia. Esta emoción negativa nos hace creer y dar por sentado que siempre sucederá lo mismo cuando en realidad no es cierto.

Es ahí cuando se convierten en creencias peligrosas, porque muchas de ellas están operando desde el subconsciente que son (en mi humilde opinión) las más peligrosas, pues prácticamente son un programa al cual obedecemos aun cuando ya hayan cambiado las circunstancias que las provocaron. Estas creencias del subconsciente están dirigiendo nuestra vida. Es como no saber quiénes somos, porque sentimos que no tenemos control de nuestras decisiones y por ende de nuestra vida.

Estas creencias que pudieran estar gritándote “no soy merecedor del éxito”, “no soy suficiente para estar contigo” (incluso no podemos explicarlas con mi mente consciente porque suelo decirme “sí soy merecedor”, pero me comporto como si no lo fuera). A eso, muchas personas le llaman ‘hipocresía’ y, lamentablemente, reciben este título sin serlo realmente, pues no sale de su consciente el actuar de esa manera. Así que, una creencia se forma pensando una y otra vez en que algo es de cierta forma, nuestro ser lo comprueba a través de la experiencia vivida (o viceversa) y lo toma por sentado, como si no hubiera otra alternativa.

¿Cómo funciona eso? Pues te cuento que las creencias, al igual que las emociones, son energía. Esa energía es creada por la potencia que tenemos en nuestro razonamiento, dentro de nuestra conciencia. Por tal razón, mientras más conciencia nuestro razonamiento debería de ser más eficiente y coherente, ya que la ignorancia juega un papel importante en la evolución.

Por eso, mientras más información ignoremos, más vulnerables estaremos a tener que aprender a través de una mala experiencia, y esa mala experiencia crea o deja la cicatriz de una creencia negativa. Ejemplo: “nadie sabe hacer las cosas como yo, por eso para que salgan bien tengo que hacerlo todo yo mismo”, y eso no es real, por más lindo que suene.

Mi experiencia con este tipo de creencia, como terapeuta del Código de la Emoción, es que cuando se remueven las emociones, por dar un ejemplo, de falta de apoyo, abandono por que alguien no recibió el apoyo deseado, esta creencia se debilita. Entonces vas entendiendo que debes mejorar el carácter, porque tal vez quieres ‘comerte’ a las personas que están a tu lado cuando hacen o cometen un error. Por tal razón, nadie desea estar contigo ayudándote a hacer absolutamente nada. Una vez entendemos que nuestros pensamientos son energía y crean influencia energética en nuestro entorno.

Tal vez no sabías que salen partículas negativas que son átomos cargados y se atan a las personas que odias, o que no te caen bien por el mero hecho de que no piensan igual que tú. Entonces comprenderás que tú solo eres el responsable de tu soledad y tus errores. Esa energía llega a la gente y, créelo o no, las personan no se animan a estar contigo.    

Ahora sabemos que una creencia no solo es la espiritual, que está relacionada a Dios o a la religión que profesas, la cual se convierte en un eje para la vida. También existen muchas otras que deberían ser inspiradas por esa raíz espiritual central. Como dijo Pierre Teihard de Chardin, “No somos seres humanos con una experiencia espiritual, somo seres espirituales con una experiencia humana”.

Si te enfocas en “la partícula” te dará trabajo moverte, porque todo te pesará demasiado. He aprendido que es más deleitoso enfocarnos en “la onda”. ¿Y qué es “la partícula”? Pues es todo lo físico: tu cuerpo, tu casa, tu auto, tu dinero… Por otro lado, “la onda” es la energía: el amor, tu espíritu, tu pensamiento… porque es de ahí de donde sale o proviene la energía vital.

Es la onda la que mueve la energía que sale de tu corazón, de tu intención, de tu pensamiento. Si estás en pelea con alguien o si te hirieron a traición, te invito a que pienses en onda. Aun cuando alguien te haga daño, bendice a esa persona; sabrás que tu camino se abre de bendición con un aroma que atrae a tu vida bondad, abundancia y felicidad, como la abeja a la miel. No lo hagas pensando en lo que recibirás, siéntelo en el corazón. La abundancia no solo es dinero; también se refleja como amor, paz, perdón, alegría y felicidad.   

Cuando lo intentes una y otra vez y comiences a bendecir todo lo negativo que te pase, te convertirás en “miel” y no en “hiel”. Integra a la oración la onda y verás cosas increíbles. La onda es una visualización profunda. Imagínate abundante y lleno de paz, y comienza a dar gracias por la abundancia, aun cuando no tengas ni un centavo. Trata de opacar tu ira… ¡Inténtalo! “Gracias, mi Creador, por todo este dinero que tengo. Por favor, déjame saber qué hacer con él”.

Eso se llama cocreación. Cocreamos de adentro hacia afuera, o sea desde la mente, que produce la idea y/o el pensamiento que crea la intención del corazón. Es la onda la que se convierte en partícula. De esa manera es más fácil obtener las cosas de partículas sin arrastrarnos o sin hacer tanta fuerza, solo narrando lo que deseamos desde nuestro corazón. Para eso necesitas deshacerte de muchas creencias que están atadas a tu personalidad. ¿Qué significa personalidad? La realidad de tu vida, la que vives hoy y la que has creado tú solito con tus pensamientos y decisiones.

Hasta hoy, somos expertos narrando todo lo negativo. Pensamos, una y otra vez, las cosas malas que nos pasan. Practicamos en nuestra mente cómo vamos a cantarle las cuatro verdades a una persona, incluyendo a nuestros hijos. Puedes seguir con esas creencias y satisfacer tu ‘ego’ o tu soberbia, para obtener más de lo que has obtenido de la vida, hasta el día de hoy, o puedes cerrar tus ojos, respirar profundo y pensar: ¿cambiaré o lograré algo insultando a esta persona? ¿Se resentirá aún más conmigo? Si yo no estoy, ¿cambiará el mundo su camino?

Toma tiempo para entenderte, escudriñarte y mirarte hacia adentro. Medita, en la página 32 he puesto una guía exprés para principiantes que solo te tomará 10 minutos. ¡Busca dentro de ti; descúbrete! Aprende de tu sabiduría. El cuerpo que tienes como traje es espectacularmente sabio, él te puede dar señales. Utiliza tus enfermedades para descubrir qué está tratando de decirte tu cuerpo a través de esa dolencia. Espero y confío que en algún momento nos podamos encontrar, para que compartas conmigo tu experiencia, porque estoy seguro de que algo positivo puede suceder en tu vida después de leer estas humildes palabras. Me sucedió a mí, y podría ser que también te ocurra a ti.


¡Un fuerte abrazo de amor! 

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